no será restaurar antiguos problemas,
dar vigencia una vez más
a ciertos dolores? ¿A los dolores de
la infancia / a los dolores
que tributan a la pleamar incontenible
centurias de sensaciones / de
grotescas caricias que no aman?
Caricias arrimadas una con otra / fundan
la corteza de la suficiencia
del estoicismo / del ser indiferente casi cruel
del despertar incómodo.
¿No resucitarán todas las infamias
al inquirir en un pasado juntos?
¿Las palabras no dichas / las
disculpas que no se pidieron?
Y aunque resuciten ¿lo haran bajo la misma forma?
¿Tendrán idéntico sentido? / ¿Serán caricaturas
forzosamente aparecidas / nuevas
realidades disfrazadas / vestidas con las ropas
de vetustos mártires?
Hay entre nosotros un espacio infranqueable
que no es distancia tanto como sospecha
y es yerto y es amargo,
¿podremos llamarlo a silencio?
¿Nos vencerá la desgracia de su aliento?
¿O podremos dolernos sin rencores?
¿Podremos con bravura aplastar la incertidumbre?
¿Con dulzura podremos?
4 comentarios:
¡que feo! te agarro un ataque de adjetivación compulsiva.
Nuevas realidades disfrazadas con los ropajes del ayer. Es comprensible preguntarse si no es una mera compulsión a la repetición, o si puede colarse entre las grietas de lo nuevo algo diferente.
Y como siempre me gusta decir, a las palabras no dichas se las llevó el viento y allá en el recuerdo quedarán. No queda más que pensar que todo lo que ha de ser dicho importa y causa efecto.
¿Causa efecto? Ojalá pudiera saber qué significa eso. O más bien no saberlo tanto.
Supongo que de elegir entre el desastre inminente o un poco de dulzura, todos en un punto (y sí, generalizo como si supiera lo que todo el mundo piensa) preferimos convencernos de que al final, todo va a salir bien.
pd: el color de mi déjà vu es azul oscuro.
con dulzura venceremos
éste lo he leído tanto que me lo aprendí,
luego lo olvidé, y ahora volvió a resonar en mí
¿no son acaso todas las palabras la misma palabra?
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